Cuando una persona muere, una parte se va flotando a algún lugar y otra se queda en la tierra. A esta última parte se la conoce como los "restos mortales". Son un dolor de cabeza para esa gente que mata gente.Porque una vez que la pasión se recoge a sus rincones oscuros, el asesino queda allí, con el arma en la mano, dejando caer gotitas rojas sobre la alfombra. Poco a poco, el problema se enfoca en su conciencia:
¿Qué hacer con los restos mortales?
Todas las buenas historias policiales tienen que ver con este problema práctico.A tres metros enterraron los pesados restos mortales de Yuraszeck. Un pastorcito de Atacama acompañó varios días los restos mortales de su padre, que acababa de asesinar, antes de entregarse. Un mafioso recientemente capturado optó por disolver en ácido los restos mortales de su víctima. Un mayordomo de Providencia enrolló los de su jefa con la alfombra y los guardó en un closet mientras se le ocurría algo. No se le ocurrió.
No importa qué tan profundo se los entierre, reaparecen. Del fondo del mar o de una fosa común, vuelven y hablan. Cuando niño me contaban La flor de Lililá, un cuento en que mataban y abandonaban a alguien, años después un pastor encontraba uno de los huesos y se labraba una flauta... cuando la soplaba, la voz de la víctima pedía justicia.Tal vez todo el edificio de la justicia se levanta sobre estos huesos que se resisten a desaparecer. Incómodos restos mortales que cantan su canción desde el fondo de un barranco o flotando en Nueva Orleans.
¿En qué consistiría la justicia si fuésemos pompas de jabón y no dejáramos rastro al morir? ¿Si la muerte fuera sólo un húmedo, instantáneo punto final?
Quinta Columna de Beltrán Mena, aparecida hoy en el cuerpo E, diario
"El Mercurio"...¿Consecuencias del 11 de septiembre Chileno sutilmente retratadas?
domingo, septiembre 11, 2005
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
4 comentarios:
Aunque Lagos quiera obligar a la gente a dejar atrás las cosas, ahi están los huesos. No? Igual denso, pero es que si estas cosas pasan a ser banales, mejor vamonos.
Mena es una máquina, es notable, potente y no olvidemos su pasado junto a Warnken y Elordi en el primer Noreste, ese diario mítico que hablaba en este tenor por allá en el 87 al 92.
Hay que leerlos en la Biblioteca Nacional. Esos números perdidos merecen atención y respetos.
No habría justicia tal vez, por lo menos rastros que seguir, pruebas para acusar, razón tangible para invertigar. Todo el peso de la justicia caería en los hombros de los familiares...y más peso en sus hombros los terminaría por aplastar.
Buen post, vale siempre la pena recordar.
"¿Si la muerte fuera sólo un húmedo, instantáneo punto final?"
Entonces qué seríamos cuando vivos: puntos seguidos... puntos apartes?
Partes de una historia, que sin puntos no puede existir - ni escribir-.
Somos tan pequeños como esos puntos... insignificantes... pidiendo a gritos ser más que eso en el infinito
:)
Publicar un comentario