lunes, julio 16, 2007

A propósito de una lectura

Esther Díaz es una intelectual argentina que escribe de sexo y marxismo a la vez, me gusto un párrafo suyo, que por muy evidente no deja de tener peso:

"Pero actualmente asistimos a otra etapa en la constitución de nuestro deseo: el mandato de practicarlo contra viento y marea. En la posmodernidad se trata de estimular concientemente el deseo sexual. Pues el sexo es mercancía. Si se estimula el deseo, se enaltecen los beneficios del goce a toda costa, se estimulan los cuerpos esculpidos y se ordena el placer sin atenuantes. Se logran así adictos consumistas. Ingrediente indispensable que, aplicado acríticamente a las leyes del mercado, produce seres dependientes de una belleza y de un goce que no encontrarán –por artificial, por imposible- pero detrás del cual dejarán sus ganancias y sus frustraciones."

Extraído de un ensayo sobre el vigésimo aniversario de la muerte de Foucault, del capítulo "Basta de sexo para que el sexo advenga".

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