miércoles, agosto 01, 2007

CEG

Hoy prendí luz amarilla. Por x razón me atrasé en la mañana y salí con el pelo mojado, entenderán que es invierno, entenderán que mi u está a la chucha de mi casa, entenderán que tenía prueba y es apestoso llegar atrasado a una prueba. En rigor es apestoso llegar atrasado a cualquier lado, ya lo estoy haciendo costumbre, y mi jefa tirana me lo hizo ver ayer, cagándome de onda apenas entré al turno. La muy P5t1.
El pelo mojado por supuesto que acarreó gripe incipiente, tersianas, malestar general, fiebre, ganas de vomitar, frio, mucho frio, y todo en pleno trabajo sin mediadores. Incluso le dije a una compañera que me iba a mi casa, no aguantaba; la muy maquiavélica me dijo que no me podía ir porque teníamos "cierre" (cerrar la tienda) a no ser que estuviese desfalleciendo. No le dije nada y volví a mi lugar.
Al rato entró este personaje público y me puse a hablar de su rol académico, se sintió orgulloso que alguien lo reconociera por eso y no por su antiguo rol en la primera línea de la politiquería. Aunque igual le dije que su conducción del partido socialista había sido apropiada, seguro le bajó un poco el orgullo anterior, pero le subió el ego político. Todo el diálogo con una cara de funeral y morgue que se las encargo.
Tanto así que me senté en un sillón a capear el CEG (compromiso de estado general) y llegó una pareja de cincuentones. Por lo que hablaban me percaté que esta era su primera cita, se habían conocido por internet, él era viudo, ella separada, el tono de la discusión fluctuaba entre el agotamiento de tener parejas que anhelaban puro sexo y otras puro dinero. Luego les dije que cerrábamos en 15 minutos asi que mejor que no pidieran nada para tomar porque iban a estar apurados "sirviéndose" algo, a lo cuál ella dijo que no me preocupara porque iban ir a su casa, a tomar una cervecita...
A otro personaje llamado León le estaba preparando un capuccino y aproveché de comentarle que estaba leyendo Madame Bovary, y que el amante de Emma Bovary se llama León...se rió calladito, seguro tenía una amante.
Estoy muerto, escribo porque sigo creyendo en el valor terapéutico de la bitácora.
Me persigue una canción día y noche, incluso cuando limpio los baños del café (no sólo sirvo café, también limpio baños), llamada "Lover, you should've come over", del gran artista canadiense fallecido de forma absurda a la temprana edad de 27.
Ahí se las regalo, un placer hablarles tan enfermo (pero respondan también pues, jaja).

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