Hoy me referiré al fenómeno Californication, como serie de tv, aunque seguramente ya fué ampliamente desarrollado por algun ocioso homólogo del estilo "pseudo escritor atormentado pop bukowskiano", del cuál por supuesto me siento parte, y por eso mismo me animo a establecer algunos puntos de vista.
Es muy cool jugar al rol de escritor comprometido con su desgracia personal, hundirse en esa nebulosa, salir mal herido pero vivo y seguir intentando sufrir para encontrar la catársis que encienda la obra a niveles sociales e imaginativos. Claro, porque siempre será más cool toparse con una estimulante mujer de L.A, montada en la barra del mejor bar decorado según la mejor última revista de diseño de Hollywood, que esté dispuesta a soltar los mayores y variopintos halagos hacia el ideario creativo de un dilapidador festivo con alma de rockstar y eterno derrochador, y tal vez esté dispuesta a soltar un par de cosas más. Por lo menos Hank, de quién hablo, intentará jugar a ese rol mientras dure cada capítulo (y el siguiente, y el siguiente) y mientras sea posible toparse con esa clase de mujeres aferradas a su cosmopolitan.
Antes de empezar a gastar mi tiempo en esclarecer estas fantásticas miradas sobre la serie, confieso haber experimentado una contradicción superficial sobre la esencia del asunto en el sentido más escéptico y prejuicioso que pueda sugerir, fué cuando llegué a la mini conclusión que estoy viviendo una época de contradicciones poderosas y frecuentes, entonces caí en cuenta que no podía sostener esas contradicciones que apelaban a la caricaturización de personajes y hechos, minimizándolos de sus intenciones, restándoles seriedad a los importantes momentos de entretención que me han brindado como telespectador en estas solitarias noches surgidas a partir del frío. Y a modo de lección decidí repensar toda clase de ideas convertidas en caricaturas, tiras cómicas, banalidades varias y variadas, para aproximarme más a su interior, menos superficial de lo que pensé podía ofrecerme.
A pesar que cada capítulo nos recuerde la importancia del alcohol oxidado y los buenos cigarrillos, en la vida de un creador, y esa insistencia se acompañe de estancamiento, psicoanálisis, sexo y buenos diálogos barnizados de aquello que los que no somos gringos solemos llamar "humor gringo", a pesar de esos detalles, es refrescante y entretenido presenciar el fracaso humano en forma de sarcasmo libidinoso, chispazos de paternidad responsable, solemnidad y nostalgia automática por los buenos viejos tiempos junto a una delicada familia constituida, porque te recuerda lo frágiles que son las personas cuando no les cabe otra posibilidad de sobrellevar la nueva existencia originada desde un fracaso.
Aunque peque de caer en emotividad garantizada, creo que más bien lo hace por un esquema corporativo de las sitcom, que vaya funciona, y creo además que esa emotividad cae de madura o se implicita en la identidad súper publicitada por los guionsitas de Hank, el protagonista, al presentarlo como un héroe justo y necesario para bajarle los humos a los tiempos violentos que corren.
No está de más decir que la identificación semiótica e ideológica con el héroe atormentado y pop se lleva de maravillas con los pensamientos más depresivos que avivan los momentos de decaimiento generalizado con la vida propia y ajena (hablo por mi en este caso). No está de más decir que el ideal de toda persona medianamente interesada en la literatura como manifestación general de vida es "ser escritor", ojalá validado por lo que sea, y como lo dijo hace algun tiempo Ignacio Valente, el objeto anhelado por alguien que quiere "ser escritor" es él mismo, su atributo personal, su autoreconocimiento, el gusto por el apelativo social de "escritor", lo cuál no avizora mucha esperanza sobre el ejercicio mismo de practicar el oficio en la vida cotidiana, que fortalezca las bases sobre las cuales se quiera edificar una ¿carrera?. Por lo menos Hank lo ensaya con relativa disciplina cuando se enfrenta a alguna guapa que lo motive llevarla a la cama ( o sea cualquiera), aun cuando trate de tirarse al suelo al reconocer dedicarse "a escritor" pero imposibilitado de escribir nada interesante desde hace cinco años.
¿Adorable? seguro que si.
miércoles, junio 18, 2008
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