DON DIEGO (desafiando a mi memoria de corto plazo)

Ayer fuí a la entrevista que Cristián Warnken realizó al gran poeta Don Diego Maquieira. Una entrevista post-rehabilitación de esa casi religiosa enfermedad llamada alcoholismo crónico. Por dos horas de conversación me teletransporté a las grandes ligas del pensamiento humano, ese que convive sin problemas entre coloquialidad y surrealismo, ese que conmueve a cualquiera, que tan bien expresa el maestro.
Lo que me impresionó de partida fué saber que Don Diego prácticamente no lee nada, producto de la merma que provocó el alcohol en su visión, ante lo cual dijo mostrarse frente al mundo de forma más genuina, natural, al descampado total, como naciendo de nuevo, embriagándose de una absoluta sobriedad. Eso ya me indica como es la apertura de este artista, enriquecida por la experiencia del sufrimiento propio, enriquecida por la genialidad de su carácter, renovada por su espontánea conexión a lo sublíme, apertura divina finalmente.
Habló de su relación con la literatura, particularmente con la poesía, aludiendo a los argumentos que lo movían por estos días. Festejó la grandeza de la poesía oriental, declarando su completa admiración a la pureza del género. Dijo que nunca escribió un verso en estado etílico, y tampoco leyó algo en esa condición.
De su relación con Nicanor, solo mostró gratitud hacia él, afirmando que gracias a su persona llegó a publicar sus primeros poemas. Contó una anécdota muy rica sobre el antipoeta...un día en isla negra Don Diego le preguntó sobre su relación con Neruda, a lo cual Parra contestó: "Date con una piedra en el pecho, pq yo a Neruda lo vine a conocer cuando viejo, en cambio tú ya me conociste siendo muy jóven".
Conforme transcurría la conversación, se dejaba ver su personalidad auténtica y luminosa, proyectando una vibración que estimulaba a toda la concurrencia, encantada por sus respuestas vivaces plagadas de poesía.
No se considera un misógino, como por ahí se escribió, contrariamente reconoció admirar profundamente a la mujer, como una especie maravillosa. "Tanto así que me pasé nueve meses dentro de una, y me mantuve 25 años junto a otra, lo cuál es demasiado para un artista, no creen?" Risas automáticas, risas que invitan a reflexionar, no solo a reir. Claro está.
"Que cómo lo hago para salir con tantas mujeres bellas? (parafraséandose a si mismo ante la pregunta de su hermano menor)...muy simple, tengo todo el tiempo del mundo". "Como voy a ser misógino, si con todas las mujeres que se pasean por Zapallar estoy loco". "Si a mí me encanta la Josefa Isensé (notese el tilde en la última e...jaja). Maestrísimo Don Diego.
Ante la pregunta de Warnken (que buen entrevistador !!!) sobre su relación con la poesía maldita, dijo no interesarse tanto en ella, a pesar de que admiraba a sus más excelsos cultores. Dijo que bastaba con ir a la esquina de tu casa para "encontrártela". Que el mundo no sabía donde estaba parado, que mucho carrete y copete no eran suficiente para sobreponerse a la realidad. Y miren ustedes quién lo dice. En ese sentido, pero en dirección opuesta, su valoración profunda por la figura de Cristo vino a cofirmar su cercanía con un renacimiento en vida, potenciado por otras disciplinas artísticas que le reportan pura energía. Entre ellas la pintura. Don Diego pinta, le gusta Matta, lo engancha sensiblemente el surrealismo. Poeta surrealista.
A Matta lo admira demasiado, aun cuando fué mujeriego, mal padre y medio aislado, no por culpa propia. Sin embargo, lo considera un pintor fenomenal, con una sensibilidad única, con un modo de ver la realidad excepecional, muy propio. Confidenció una anécdota sobre él, que lo retrataba muy bien: "Estaba Roberto en la embajada de Chile en Perú, con mi padre, y de repente miró el reloj y dijo: uy son las 22:15 nos tenemos que ir...y porqué tan temprano, le preguntó mi padre, a lo cuál respondió, hombre pq a esta hora nos vamos a echar un polvo¡¡". Contado por Don Diego obviamente, con todo lo que ello implica.
Así fueron pasando los puntos de vista, frente a muchos temas, muchos personajes, muchas historias. Desde Bob Dylan a Truman Cappote. Desde Alonso de Ercilla a Julita Astaburuaga. Desde Mick Jagger hasta Henry Kissinger. Un mix cultural de aquellos que sólo expanden el corazón, tal como su poesía, contenida en tan sólo 2 libros, contenida en la belleza.
Lo pasé bacan, me permitió pensar en grande, pensar con el corazón, asunto muy complejo de hacer en estos tiempos, algo que me revitaliza demasiado.
Viva Maquieira ¡¡¡. Viva el mar ¡¡¡.