A raíz de la reciente aprobación legal del matrimonio gay en España, y de lo provocador que resulta el tema para algunas personas, se ha producido el siguiente diálogo entre quienes le escriben a Edwards Eastman:
"El triste espectáculo dado recientemente por España -tal vez el más lamentable de su historia- al efectuar el primer "matrimonio homosexual" nos afecta particularmente a los iberoamericanos, siempre orgullosos de llevar en nuestra sangre esa rectitud innata y esa virilidad apasionada que caracterizan la virtud más genuina del "alma española".
No obstante, el hombre es un protagonista activo de la sociedad, y es por eso que pienso que los intelectuales de nuestro país debemos asumir -sin excusa alguna- la defensa de nuestra normal existencia, en la actualidad seriamente amenazada.
...de lo que se trata es de efectuar un debate al más alto nivel que pueda desenmascarar el verdadero propósito que subyace a la absurda pretensión de un aberrante matrimonio, y es el hacernos creer que la homosexualidad no es una desviación anómala del instinto erótico, sino una simple variedad más de la conducta sexual normal del hombre.
Creo que las personas normales -aunque resulte una paradoja- debemos defender nuestra normalidad al igual que la nobleza connatural del genuino amor de pareja y de la dignidad del matrimonio, y no permitir que "tendencias" contrarias a la naturaleza destruyan lo más sagrado del hogar y de la familia."
"Dr. Sergio Peña y Lillo" (Comillas intencionales por mí).
En tanto, Carlos Larraín, adscribió al discurso homofóbico de "Dr. Sergio Peña y Lillo" y apeló al castigo tributario y social, premeditado y alevosíaco, en respuesta a una columna del escritor Pablo Simonetti:
"La autoridad debiera registrar la cándida advertencia del articulista Pablo Simonetti y crear desde ya una forma de previsión ad-hoc con cotizaciones iguales al triple de la norma"
Hoy, el aludido escritor, le respondió con mucha cordura e instinto lo siguiente: "En el fondo, a quienes se oponen a la unión homosexual les mortifica que personas que violentan la ética católica accedan a sus mismos derechos civiles. Es tan simple como eso."
Me pregunto si este tono controversial del tema será el reflejo de la sobremesa chilena, ó solo es una demostración superficial por opinar sobre materias valóricas que aún nos sobrepasan.
Sí tanto le molesta la condición homosexual al señor Peña y Lillo, y se declara un intelectual de la sociedad, porqué no le da la oportunidad de expresarse en plenitud a esta opción sexual, representada por su comunidad ultradiscriminada y estigmatizada, corroborando así la verdadera esencia de una persona qué piensa el mundo, que es su capacidad de observación.
Creo que el señor Peña y Lillo debería observar más su entorno y adaptarse realmente al mundo moderno que le sigue tocando vivir.
¿Será un debate infructuoso o incestuoso el matrimonio gay? Me inclino más por la segunda opción, ya que la homofobia del "Dr. Peña y Lillo" me demuestra su homosexualidad reprimida y que a la vez se quiere emparentar o "incestuar" con los de su misma condición sexual, con la diferencia que ellos son valientes y no la esconden.
¿Qué opinan ustedes?
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3 comentarios:
Aberrantes son otras cosas... Bueno, tengo sentimientos encontrados. Pienso que las celebración del orgullo gay de la forma en que pasa les hace más mal que bien. Con ese tipo de acciones les dan pauta a señores como Peña y Lillo para hablar lo que habla. Y no, no digo que no ocurra, sino que exista otra parte también, la sin disfraces, la que no necesite maquillaje pero que hable de frente.
Buen post, saludos
SAbes? lo que es inaceptable es que salga un tipo, un doctor o cualquiera, que invoque "el alma nacional", "la gente normal", "nuestra sangre", "la rectitud innata". "la nobleza connatural"... ningún argumento de esos puede ser tolerado por alguien razonable. Leer ese tipo de argumentos es inaceptable en democracia.
Independiente de eso, creo que el matrimonio homosexual es harto más que tener respeto por una minoría: es discutible.
saludos.
Que lamentable me parecen los comentarios de peña y Lillo...pienso que cuando se ésta en minoría, es imposible no ser oposicionista, pero al serlo, para generar cambios, se entre nuevamente en la crítica...creo que habría que tratar de seguir a Foulcaut...cada persona debiera hacer un arte de su vida...sólo así, según las palabras del autor...habría aceptación...siempre se esta en discursos de poder, la única forma es deconstruirlo...
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