YAJAIRA

Nada como la convicción espontánea. Nada como la iniciativa fecunda. Nada como levantarse de la cama, salir de la pieza, lavarse la cara, mojarse las orejas, sintonizar los sentidos, entregarse al destino inmediato.
Nada como zamarrear el aura con buenas guitarras, buen rock and roll (con todo el desgaste generacional del término), buenas imagenes evocadas por sonidos pedregosos (no hablo de drogas), buenas canciones colindantes con pantanos, buenas dosis de sedaciones densificadas y buenas formas de recibir poder. Poder que remueve el aura, insisto.
Ese poder se llama Yajaira, banda nacional de stoner rock independiente con seis discos editados en 10 años de vida, dueños exclusivos de una sencillez artística envolvente, digna de producir magnetismos inusitados en un público tan diverso como el de hoy en Sala Master.
Es cierto que Jack Daniels ayuda mucho al trio a proyectar devoción por sus composiciones, desgarrados viajes paradisíacos a la luna, uno lo percibe fácil, pero la autenticidad de su arte está desde antes en el aire, logrando esa conexión teledirigida al corazón de los oyentes.
Sam (guitarra y voz), Piri (bateria) y Comegato (ver la foto please...bajo y voz) no estudiaron música profesional, solo hacen algo que les apasiona, tratan de planear por esos cielos instantáneos creados en función de la retumbancia y el delirio, en honor a la armonía del ruido, paliativo de nuestra escasez imaginativa.
Les estoy agradecido por restarme el prejuicio de discriminar, desde el inconciente, aquella música ruidosa, sin rumbo, que supuestamente no me aportaba en la cuenta final. Estaba equivocado. Bastante equivocado.