martes, octubre 04, 2005

CASA SIN HOGAR

Abusaré del blog como medio psicotrópico para liberar mis escasas ideas relativas al desamparo que implica cambiarse de casa, sobretodo cuando sucede sin mucha alevosía y casi nada de premeditación.
Nada en verdad.
Me cambié de casa antes de lo que pensaba, en un momento rarísimo del año como es Octubre, época de fuegos cruzados y atracción de energías ilegibles para el ánimo, como diría Yolanda Sultana.
Los autorizo a menospreciar mi tono quejumbroso persistente, muy de niño mimado sin mucho cuero para responder a los cambios de dirección en días de recolección frutal. Los autorizo sin drama. Porque tampoco es un drama.
Es lo que es.
Y eso es mucho decir.
Por lo menos hoy, cuando el cansancio comprime. Oprime.

Lo positivo del caso ha sido reconocer un defecto que se perfila como suscriptor eterno de mi temprana adultez: La indecisión.
Indecisión para desechar ropa vieja queridísima (like you).
Indecisión para deshacerme de viejos cuadernos, libros, icaritos, facsímiles P.A.A, fotos bautizmales de primitos, zapatillas de adolescencia.
Indecisión al no cerrar los ojos y botar todo de una buena vez (la culpa).
Indecisión para instalar los muebles in my new room... el sillón-baúl, la cama, el escritorio, la mesa de la t.v, los cojines, los murales, la radio y los chiches varios.
La indecisión se agudiza cuando aparecen lagunas mentales, aquella imposibilidad desesperante de no poder pensar en nada, aun haciendo todo el esfuerzo posible, logrando sólo anular el control motor del cuerpo.
¿Acaso para moverme necesito pensar?
Correcto.
Yo al menos sí.
Estoy releyendo lo escrito y pienso en la gente que no tiene casa.
¿Puedo seguir así?
No. Aparte el sueño se hace más interesante.

Me cambié de casa/trataré de adaptarme/el ser humano es un ser de costumbres/solo decir que me irrita dejar una casa con hogar para llegar súbitamente a una sin él.
Supongo es más difícil reconstruir el hogar en casa nueva.
Espero no nos lleve mucho tiempo.
Agradezco a nuestro viejo amigo Bob Dylan por mantener alerta la audición, lo cual me permite escribir algunas líneas endebles.
Good-Night-Moon.

2 comentarios:

Paitoca dijo...

Sí, cambiarse de casa puede ser un poco traumate, al menos creí que así sería para mi. Finalmente, no lo fue. Tenemos gran capacidad de adaptación a nuevas condiciones de vida, los m2, el espacio, se amolda a las nuevas necesidades. Al principio se extraña, después sólo se recuerda a lo lejos. Cuando me quejé sin misericordia en mi blog, todos me dijeron que era para mejor...después de tres meses te digo que sí, lo fue... tb dijeron todo es por algo, y te digo que sí, fue por algo y por algo mejor.
Animo, ojalá que termines de ordenar todo, descansa este finde largo y de a poco te darás cuenta que el hogar es más intangible que tangible.

Anónimo dijo...

hola, de intruso me puse a leer tu blog... La indecisión no es tan mala, nos hace dudar entre varias opciones disponibles para elegir la MEJOR.. pero al menos cuando ya no puedo más con tanta indecisión: la combato con su contraparte: La Conciencia... Tomo conciencia de mis actos y enfrento la situación. Quedarse estancado, indeciso, es para mí muy deprimente.. Y te felicito por tu cambio de casa.. yo me cambié de casa hace un par de meses y me hizo super.. ocupa el tiempo comprando cortinas, pensando en qué color podrías pintar tu dormitorio, etc.. es súper motivador.
salu2, os