martes, agosto 08, 2006

Escalera mecánica


Ella presiente todos los males habidos cuando sube la escalera mecánica. Piensa aparecer en un reportaje tipo "Contacto" donde hablen sin pudor de su trágico accidente . Cree que su chaquetón oscuro y rasante no es apto para desafiar la turbiedad de esos peldaños cínicos, cíclicos y vacilantes. Desconfía del invierno porque la hace ocupar esa prenda fatal. Hay días tortuosos y dilatantes, cuando la decisión de tomar metro, escalera mediante, vuela entre nubarrones de inseguridad. Más cuando despierta con ganas reprimidas por una masturbación inapropiada y mediocre. Entonces le hace sentido afiliarse a la idea de que el mundo es un delirio, y quién lo haya inventado posee un humor diabólico. Teme con preocupación ser succionada por el último peldaño filoso, penetrar en la vacuidad de un espacio virtual, entrar a un mundo fracturado por un tiempo casi inexistente, oscilar en el intermedio sempiterno que es la nada.
Ella sonríe cuando sale de la escalera, ella toca tierra y se siente feliz, a pesar de sus orgasmos interrumpidos, su dolor asquerosamente metalizado por una estructura repetitiva, sin embargo ella está a salvo, ella quiere estar viva, para poder masturbarse y sudar mientras vislumbra la salida de la estación.

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