Hace un mes que trabajo en una tienda de cafés que toca con alta frecuencia el último disco de ya saben quién. Mi jefa es tirana, esboza una sonrisa de adolescente dulzona pero que denota un cinismo imperial. Tengo compañeros bastante estresados para arrastrar tan corta edad, y claro, como dijo él, "la adolescencia terminó", aunque nunca me imaginé tanto. Mañana me hacen una certificación que consiste en hacer una cata de café al público, servir café al público en un rush o en jerga transantiago "hora punta"(donde colapsa la tienda) y responder una prueba teórica sobre los tipos de granos, el procesamiento, las medidas de limpieza de la tienda y la misión de esta empresa en el mundo. Yo y mi afán de buscarme pegas complicadas. I'm a freak.
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