jueves, junio 09, 2005

BASTA DE REINVENTARSE



¿Hasta que punto de nuestras vidas tendremos que rendir cuenta de cómo progresamos en todo? ¿Cuándo llegará el día en que seamos insensibles al cuestionamiento social? ¿Porqué debemos maquinar una sonrisa en función de complacer a esas tías metiches e inquisidoras, ávidas de conocer nuestros proyectos laborales y amorosos?
Para ser franco, no tengo la menor idea, probablemente lo sea en nuestra última primavera, cuando esos proyectos de vida se tiñan de recuerdos y muchos nietos.
Siempre me han gratificado las personas que respetan las decisiones personales, que no ahondan demasiado en las causas de los triunfos o fracasos, que toleran la esencia de nuestra personalidad, que tienen como gran virtud el saber escucharte más que juzgarte, esas personas que escasean cada vez más en estos nuevos tiempos.
Siento que la modernidad ha corrompido muchos aspectos humanos que favorecían la plena libertad, siendo la punta de lanza de esta mutación, la exigencia social latente en todas las actividades del hoy. Esto ha generado una conciencia individualista de gran magnitud, atentando contra cualquier intención rupturista de las convenciones, creando con más fuerza un doble estándar innecesario para cualquier aspiración de felicidad. El costo de esta aberración sociocultural, ha implicado lastimosamente reforzar nuestra capacidad de reinvención, es decir, “autodesafiarnos” a la transformación constante para conseguir objetivos que no necesariamente guarden relación con nuestra felicidad.
¿Porqué siempre que nos reencontramos con un amigo, nuestro esquema de vida debería estar resuelto? Porque si no proyectamos una imagen estable de nosotros mismos, nuestro amigo nos puede “superar” en el item logros; ¿entonces que hacemos? nos reinventamos para equiparar las cosas, aunque sea una farsa, aunque nos engañemos de forma primitiva, tratamos de inventarnos una buena pega, un buen pasar, una consecución absoluta de las metas anheladas en algún minuto. Nos cuadramos con modelos de vida probados, sin correr ningún riesgo que expanda nuestro espíritu, estancándonos en la eterna aprobación de sistemas anquilosados.
Ok, es doble estándar mas que reinvención, pero quisiera explorar los motivos del segundo punto principalmente, porque me parece que invertimos mucha energía vacía en aquello, tratando de empatizar con el resto más que con uno mismo.
La reinvención a la que apunto, es la actitud penosa que tienen las personas cuando se ven cuestionadas en temas de orden vital. Por ejemplo, cuando te acercas a los 30 y eres una profesional exitosa, con pareja incluida, comienzan a llover las dudas sobre la fecha del matrimonio e incluso sobre la futura maternidad. Una soberana lata. Entonces la reinvención aparece como un fugaz salvavidas dispuesto a disipar las impertinentes dudas, venidas de impertinentes fisgones, provistos de impertinentes intenciones que sólo pretenden desnudarte ante el mundo, de forma insana. Lo terrible es que reaccionamos mal, no con quién pregunta, sino con nuestra conciencia; activamos nuestra imaginación defensiva, expresamos seguridad absoluta de nuestro futuro cuando sabemos lo indecisos que estamos ante el , enfrentando la verdad con armas de mentira:
“Primero necesito hacer un postgrado, tener una estabilidad económica, viajar, pasarlo bien con mi pareja, después de eso hablamos de matrimonio”. Mmm, y si realmente la mujer no está enamorada de su pareja, ella pensará: “pero son muchos años exponiéndome ante los demás, sería demasiado complejo terminar una relación de un día para otro, mejor no me hago problema, total ya estoy acostumbrada a esta vida, es más simple proyectar esa imagen, en el camino veré como me las arreglo”.
La realidad de las cosas es que no producimos reinvención hacia dentro, de forma lúcida y a favor de la conciencia, más bien lo hacemos como un artificio social orientado a salir del paso, a zafar lo más bien posible, para poder participar de otra batalla que se aproxima.
Siempre tenemos que estar al día, en todo orden de cosas, sino somos discriminados negativamente, como si fuera un pecado no comulgar con las nuevas tendencias de vida, como si ser cool primara sobre la austeridad del carácter, esa que tanto irrita a la modernidad. Si me soportaron hasta aquí, yo les digo, basta de reinvención, no es saludable. En todas las etapas vivimos anhelando lo que no somos, y forzando una postura que no encaja bien, mejor aprovechemos el tiempo en ser más auténticos, mejor gente, más relajada y despreocupada de tonteras, si total nacimos libres, no seamos esclavos de los esquemas, reinventemos los esquemas.

3 comentarios:

Carolina Moro dijo...

Exacto. Concuerdo. no hay razón para reinventarse porque alguien lo demanda, o peor, lo creemos. No hay nada peor que hacer un personaje en la vida, protegiendo tus debilidades, usando como un arma invencible tus posibles fortalezas. Mintiendo, exagerando, usurpando identidades, hurtando gustos, siendo parte de grupos. No lo entiendo.

No necesitamos más que seguir, caminar, no dar mayores explicaciones de lo que hacemos, hacer lo que nos gusta, ser únicos con todo lo bueno y lo malo que pueda pasar. No contestar cuando no queremos y estar más en silencio. Dejar de hacer ruido sólo por hacerlo.

saludos

Gonzaloieb dijo...

Toda la razón...
Creo que estoy superando esa parte, ya no respondo los "¿y tu que hacís?" o "¿cómo va la vida?" cuando encuentro que es para rellenar. En una conversación esas cosas salen solas, no se obligan.

Saludos
A mis links!

Fran dijo...

buenísimo post, lo he vivido en carne propia y no pocas crisis me ha traído !