Desde siempre me ha parecido amable el tono con que escribe Francisco Mouat, periodista de profesión, cronista de oficio, amigo de Eric Polhammer, culpable de rescatar a entrañables personajes con sutiles vivencias , historias simples ligadas a sentimientos universales, historias universales ligadas a sentimientos simples, para algunos sentimentalismo puro, para mi también.
¿Ser sentimental es algo malo?
Para el periodista Nibaldo Mosciatti, otro buen amigo de Francisco Mouat, no parece serlo. Tampoco para el escritor Jorge Edwards. Dos hombres que compartieron la noble apreciación de rotular el último manuscrito con ese calificativo, Crónicas Ociosas es un libro sentimental porque está escrito con ternura, hay una evocación automática de experiencias queribles. La nostalgia parece brotar fuertemente luego de contenerse en esas líneas cargadas de vida. Cargadas de una voz que se quiere hacer escuchar, más que antes, proyectando una identidad forjada a través de historias ajenas pero no por eso lejanas. Y claro si encontrar esas historias no es simple. Se requiere de mucho tiempo para crearles un cuerpo, un corazón, un sentimiento. Por eso que Francisco Mouat se apropió de una frase precisa para presentar su manuscrito y transformarlo en libro...Un amigo fue temprano a mi oficina y me lo dijo:
"no hay nada tan fecundo como perder el tiempo". Frase acuñada de algún escritor perdido por la vida. Perdido pero no olvidado. Esa es su idea.
Como la historia de un radiocontrolador azul (porque trabaja en la emisora de la U. de Chile) que un buen día se topó con Pancho Mouat minutos antes que él saliera al aire en un programa; el hombre le contó sobre una novia que veía en Papudo, durante sus vacaciones, tenían una relación de muchos años y un verano x ella no se apareció por ningun lado. Se había casado con otro hombre.
O el emotivo relato de un taxista sobre una mujer de ojos azules, su amor platónico por harto tiempo, que vivía en la dirección-destino indicada por Mouat para volver a su casa. Resultó ser su madre, motivo por el cual se extendió la charla con el taxista y surgió un orgullo tremendo al punto de incluir esta historia en sus Crónicas Ociosas.
Lunes 22 de agosto, salí tarde de clases/me fui al lanzamiento de este recomendable libro/ al llegar me enteré que era con invitación/como llegué temprano estaba el mismo Francisco Mouat esperando a sus invitados/lo saludé, le pregunté si podía entrar/OBVIO me respondió/yo felíz/fue llegando la gente/algunos personajes de sus cronicas/el radiocontrolador azul/la fotógrafa de la quinta normal/la de fotografiar el mismo lugar a la misma hora/su madre muy emcionada con el relato del taxi/Claudio Borghi (el futbolista argentino campeón del mundo en Mexico 86)/caras conocidas/caras no conocidas/duró una hora/valió la pena alargar la jornada/aunque mañana tenga que madrugar.
Francisco Mouat es hincha de la U, al igual que yo; Siempre cuenta sus reuniones deportivas triples en el estadio Santa Laura, a comienzos de los 80; ese solo hecho me transmite una nostalgia que proyecto en mi padre, que también asistía a esas reuniones triples para fotografiar al equipo de sus amores. Además los dos relataban enfocarse más en algunos simpáticos personajes del público que en el partido mismo. Pura actitud.
Grande Pancho Mouat, Grande Pablo Ramírez.
lunes, agosto 22, 2005
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
2 comentarios:
de verdad... no conozco al tipo del cual hablas.. si tu post me provoco informarme y buscar de él... vere si encuentro por alli...
gracias por la recomendación..
y se agradece que se azul...
Mouat es un tipo sencillo, de esos que pasan piola. Solo que cuando conversas con el o lees una de sus columnas o cronicas descubres que la gente sencilla es la gran protagonista, la que hace historias, la que hace que muchas veces esta vida valga la pena. Recomiendo mucho su ultimo libro, lo mismo que la historia de El Roto Quezada que aparece en su libro anterior.
Publicar un comentario